Hay poemas tan completos que podrían ser una película, tan así que la primera épica literaria es “El poema de Gilgamesh”. También tenemos canciones que son un viaje completo, o discos que son un verdadero trip a nuestras entrañas cómo “wish you were here” o “dark side of the moon” de Pink Floyd. La metáfora es un componente especial de los mismos.
La metáfora siempre ha sido una herramienta del ser humano para mantener en secreto información especial o para que los ojos que estén educados puedan ver “la verdad”, pero… hacer una metáfora dentro de otra, es de lo más complejo y para ello se requieren ojos sensibles para ver y oídos atentos para escuchar, sentidos agudos.
Quizá por eso me he declarado ya en varias ocasiones fanático onda groupie, de Lars Von Trier, en una entrega anterior desmenuzo la película “Ninphomaniac volumen uno y dos”, en la misma, intimido en la mente de Von Trier para intentar compartirles su visión de la mujer en el mundo. Si su mensaje en “Dogville” es que el ser humano es miserable, en “Mandarlay” que estamos hechos para ser esclavos, en “Anticristo” los contras del matrimonio o cómo nos creamos solos nuestras propias trampas, en “Melancolía” nos viene a dar un mensaje distinto.
Lars Von Trier viene en esta película a tocar un tema sumamente delicado y que tiene que ver con el final de la humanidad cómo la conocemos hasta el día de hoy. Intentaré no desglosar toda la película pues mi intención es que la vean o todavía mejor, que la re-vean con los datos que les voy a compartir.
Sí, la trama de “Melancolía”, puede parecer muy simple, he ahí donde entran las suspicacias. En los detalles está el diablo. Para el ojo común, la película de King Kong es sobre un mono, capturado, enjaulado, encadenado y llevado al continente americano para luego ser explotado y que este se revele para crecer y convertirse en “King Kong”, para el ojo atento es una pastilla roja de realidad o lo que realmente quiso transmitir el director: la llegada de los esclavos a América y su desenlace acorde con la óptica del autor. La metáfora visual es una herramienta sumamente importante, lo fue la metáfora literaria en épocas en que estaban censurados libros que no fueran los permitidos por la iglesia o literatura para infantes, de ahí que Blanca nieves realmente fuera una metáfora de las tribulaciones de la mujer o la sociedad con la iglesia y la clave para superar al clero.
Así, veamos a “Melancolía”, esta aparente y simple historia sobre el fin del mundo, visto o vivido en una boda, en una campiña sueca o danesa (podría ser cualquier parte), un apocalipsis producto del choque de un planeta llamado Melancolía (Nibiru), con la tierra… la historia no tiene nada de complejo, ¿o sí?… prepárense para esta “Matrushka Metafórica”:
Las claves para entenderla serán: Justine, la actriz principal, representa a La Tierra. Su hermana es La Luna (Claire), su madre es “La Galaxia” (Gaby). El padre es “El Sol” (Dexter), el esposo de Justine, Michael es el hombre. El jefe de Justine es La Industria, los caballos son los caminos, así como la naturaleza indómita de la tierra. El padrecito es La Iglesia, el esposo de la hermana es “El gobierno”, el hijo de la hermana y sobrino de Justine es “El pueblo”, el organizador de la fiesta es “Nibiru” (el planeta X). Y ahora que les acabo de pasar los verdaderos roles, diviértanse viendo por ejemplo, cómo el hombre cede la distribución de alimentos que le son entregados por la tierra, a la industria, cómo conversando Claire y Justine (tierra y luna) sucede un eclipse y la cara de La Tierra o Justine va pasando por las etapas de este fenómeno, identifiquen el calentamiento global, la inocencia o ego del ser humano que cree que puede afectar a la tierra, el regreso a lo básico o cómo La Tierra (Justine) da mensajes que la humanidad no supo ver, ¿Cuáles son las inundaciones o los temblores?, ¿qué hace el gobierno (esposo de Claire) antes, durante y después del cataclismo… ¿qué harán ustedes?
Diviértanse, repito, aunque el mensaje final, provoca el título de la película… ¿lo que nos viene, lo avisa Lars Von Trier?, quizá sí y hagamos lo que hagamos o donde quiera que nos metamos lo que ha de pasar será, pero por lo pronto disfruten al ritmo de Wagner y su “Preludio de Tristán e Isolda” las tomas, los detalles finos, la interacción de los personajes y nuestros mejores recuerdos de vida, de nuestra propia vida, con este poema de película o con este óleo explayado, desenrollado y a la par; amalgamado para entregárnoslo en forma de matrushka metafórica cinematográfica.
CarLost