Ponemos banderas, escudos y colores en nuestro muro o perfil para apoyar equis causa. Hasta parecemos osados. Pero cuando tenemos la oportunidad en el terreno, en el foro adecuado, no existe tal valentía para decir: ésta boca es mi boca.
Se teme al diálogo. Pero eso no es nuevo porque el humano le teme a muchísimas cosas. Teme porque regidos por ese sentimiento, da pena pensar que nos lleven al rincón sin salida de tener que aceptar y admitir que el otro tiene su razón. Que quizá sí sea la razón y ello rompa con todas nuestras ideas, ideas que en verdad creemos «nuestras» y por ende dolerá perder (el humano debido a enseñanzas religiosas lleva todo al terreno de ganar/perder).
Por eso seguimos esperando al Mesías o salvadores que vengan a cambiar el rumbo, que nosotros no nos atravemos a modificar solitos, en montón creemos que es mejor y en una de esas chance y le atinamos a la causa, el color o el grupo «adecuado».
Puede ser el motivo por el que hay esa idolatría a héroes de revoluciones, guerras y conflictos. A mártires que dieron la vida por otros (tal ceguera no permite ver que ahí no hay nada de heroísmo). No vemos que acá no hay nada que sacrificar. Acá se viene a pasarlo chido.
Una guerra como la revolución mexicana, tardó más de 10 años y dejó más de 1,200,000 muertos. Los cambios fueron limitados, algunos eran cosas que ya existían pero con otro nombre. El primogénito consentido de la misma revolución fue un partido político que nos sigue gobernando y de quien se siguen quejando.
Creemos que andar con un grupo y el respaldo de esa causa o colores nos hace más fuertes. Confundimos términos como «disruptivo». En verdad, en un alucine parido por la ignorancia, creemos que ser disruptivos con burlas, con agresiones o contra la o las personas/causas con que se conflictua es ser «revolucionario», osado, valiente.
Nada más equivocado y alejado de esos adjetivos.
Lo disruptivo debería ser con ideas, no con agresiones de ningún tipo. Las personas no somos nuestras ideas. Las ideas sólo son eso, ideas y ya. Ideas que entre más libre seas, mutaran con el paso del tiempo una y otra vez.
Igual de triste es ser esclavo de un hombre, que de un ideal, que de una idea. Eso es una pérdida de la libertad, véase por donde se vea.
Las nuevas revoluciones ya no podrían ser armadas. Son en uno.
Vuelvo, mas de 10 años tardó la revolución mexicana. En uno, revolucionar la forma en que vemos y observamos al mundo, lo que escuchamos, comemos, hablamos, sentimos, impulsa cambios generalmente inmediatos y sin necesidad de muertes, más que de preconcepciones (mueren y no se reaniman). Las ganancias son incontables.
Revolucionemos pues, con uno, para que tenga un verdadero sentido la palabra valentía, porque se requiere más valor voltear a verse. Invito a ser disruptivos con ideas, con palabras incluso y primero, hacia nosotros.
Porque te aseguro que la bandera, el color, el escudo que traes hoy, se contrapondrá con la que idealices mañana.
¿Nos atrevemos o a través vemos? Uno requiere valentía, honestidad y fuerza. El primero, sólo sentirse respaldado por un grupo, ahí no hay ninguna gloria.
Atreverse a verse.
Dr Carlos Patricio