El mundo perfecto no existe, en ese mundo al que me refiero, en teoría, cada Vespista Malportado tendría que saber al menos lo básico de mecánica, pero vuelvo… eso generalmente es muy poco probable. Debido a esos azares o pendejadas del destino es que la abrumadora mayoría, terminamos apoyándonos en un mecánico. En un experto. Mismo al que acabamos amando tanto como al pediatra de nuestros hijos, la mesera favorita de la Bipo o el díler de la colonia. Todos en mayor o menor medida son imprescindibles para nuestra paz mental, para el disfrute del día a día, pá tener las amígdalas de ver al automovilista a manera compasiva o para evitar conseguir recetas falsas de Rivotril.
De tanto convivir con ustedes pandilla les he escuchado y me he escuchado, quejarnos de diferentes mecánicos a diferentes tiempos, por variadas circunstancias. Ya me las sé todas.
- No me apretó bien las tuercas del ring.
- No engrasó el chicote.
- Me le puso un foco de más watts.
- Me la entregó raspada.
- Me la entregó sucia.
- Le metió tornillos para madera o de tlapalería.
- Me le dejó una tuerca suelta en el carburador.
- Tardó un chingo y no le hizo ni madres.
- Dejó los pinches cables sueltos.
Y la lista sigue, sigue, sigue cómo el conejo de duracell. Entre mecánicos tampoco venden piñas, ya que es costumbre nacional echarse calabaza mutuamente, pero… ¿Cuál o quién es el mecánico perfecto?
Vuelvo con la banda y haciendo una lista de las diferentes quejas que les escucho emitir de los muchos compañeros mecánicos, hay algo que me extraña en demasía… ¿Por qué chingados no le dicen al mecánico en cuestión que no les gustó la chamba qué les hizo? ¿Por qué? ¿Por qué putas madres por qué? Verdaderamente no entiendo por qué a la banda le cuesta tanto ser frontal y de manera personal, dirigirse con el ciudadano con el que tienes un “conflicto” y decirle de la manera más atenta que no crees que su trabajo fue bien hecho. No caeré en lugares comunes, argumentando que todo es origen de la etapa colombina, no le echaré la culpa a las conspiraciones entre las diferentes etnias que habitaban estos terrenos de la nación, versus los “malvados” ibéricos. Nos libero de ese lastre e invito (si les da su re chin ga da ga na) a que reflexionen ¿por qué es que les cuesta ser frontales? (sobre todo de manera individual) Que por consecuencia les inhabilita a entender a quien sí lo es, en un determinado momento.
Todo esto me pasó por la mente ya que en días pasados llevé mi Vespa a que Vespaco me le revisara los chicotes y le pusiera el caballete que www.vespatitlan.com amablemente me había conseguido, mientras estaba con el buen Paco, banda que generalmente no acude con él, resulta que lo estaba consultando ¡y eso está bien, coño! No tiene nada de malo admitir que uno es neófito o que recae en mecánicos de los que luego se queja. Me pongo en el lugar de los mecánicos y la mayoría a veces hacemos preguntas muy pendejas o no les damos la información que requieren para ayudarnos mejor, cómo cuando le pregunto a un paciente ¿cuál es el medicamento que está tomando? Y me contesta: “No sé, son unas pastillas redondas…”
A mi Vespa sé que en el bajo mundo le dicen la facilota, que dizque por que ya todo mundo le ha metido mano y sí, ya roló por casi todos los mecánicos del gremio malportado, bienportado y más allá.
Regresando al tema, la verdad es que urge que cada vez sepamos más de mecánica y por lo mismo hago un llamado a que los diferentes mecánicos (Pepe Mayorga, Vespaco, Austin de Jesús o Ray) organicen con la banda si es que así lo desean, un curso básico en el que a la mayoría nos quede muy claro y no quiere decir que dejaremos de visitarles, pero sí que al menos, seguramente, aprenderemos a comunicar mejor lo que acontece con nuestra Vespa… ¿qué quién es el mecánico perfecto? Muy sencillo; el que te saca del apuro, el que te queda cerca, el que te explica en un lenguaje coloquial, libre de tecnicismos apegado a las leyes de la lógica, qué es lo que acontece o sucedió con tu máquina.
Amicis semper fidelis, autem stercus accidit (siempre confío en los amigos, pero la mierda sucede).
Lo escrito, escrito está…
CarLost
Patricio
Collado
Zamarrón