Moonlight

Moolight

De noche, todos los gatos son pardos.

 

 

¿Cómo puedes describir el amor? Existen muchas formas de hacerlo, siempre he pensado que así cómo la lavanda en los aceites naturales, representa la “reina” de las esencias ya qué, sea cual sea el otro aceite esencial, se puede mezclar con esta y obtener una esencia única, el amor cómo emoción, representa quizá y en mi muy personal punto de vista, la reina de las emociones, ya que cualesquier emoción que tengamos (no las maniquearé cómo “positivas o negativas”) sea cual sea el sentir, ésta emoción: el amor, es que se puede “alquimiar” con todas estas. Moonlight no es una película pro gay, tampoco me atrevería a clasificarla simplemente cómo un drama. Moonligh simple y sencillamente es, una película de amor.

 

Y el amor, se puede describir de muchas formas, pero el director Barry Jenkins decide hacerlo mostrándonos la vida en 3 diferentes etapas de su personaje principal, Chiron. Quizá utiliza una formula muy Almodovariana, tanto así que en el soundtrack, la versión de “cucurrucucú paloma” de Caetano Veloso lo delata, o quizá, sea una forma que el mismo Jenkins encontró para homenajear a su influencia.

 

Pero, ¿cómo nos describe Jenkins el amor? Lo hace, mostrándonos a Chiron siendo salvado por otro ser humano en su etapa de niño, teniendo una madre junky, un padre ausente, compañeros buleadores que lo persiguen hasta acorralarlo en un verdadero parteaguas de vida, en el que aparece Juan a rescatarlo junto con Teresa. Eso que sentimos al ver cómo se lleva a cabo este rescate, se llama amor. Luego su vecino y compañero de la escuela que está presente en los 3 segmentos de la película (1.- Little, 2.- Chiron y 3.- Black), en la primera etapa se muestra para defenderlo indirectamente en un juego de pelota, evitando una nueva buleada e invitándolo a sacar carácter, pero sobre todo, se ofrece cómo amigo en la soledad de Chiron: Eso es amor. Kevin comienza a ser fundamental en la trama, se convierte ya no sólo en el amigo, ahora es el despertar sexual en la adolescencia, Chiron le enseña al mismo Kevin qué, si él venía a ayudarlo a despertar en lo que era la inclinación sexual o el amor íntimo, Chiron le daría cátedra de lo que era el amor cómo emoción, protegiéndolo al aguantar una golpiza y después callando para encubrirlo. El amor es energía, es una emoción, es de ida y vuelta. Das: recibirás, no das, te quitas.

 

En un pasaje importante de la película, Juan le comparte de una experiencia que tuvo cuando era chico a Chiron, le cuenta cómo en alguna ocasión él fue cómo Chiron, chico, frágil, delgado, corriendo cómo huyendo de algo e imitando la voz de una viejita le repite la frase que en la infancia, esta señora le dijo a Juan: “Andas agarrando mucha luz, ante la luz de la luna, cuando todos los chicos negros captan esa luz ya son igualmente azules”. Juan le recalca ahora a Chiron, tú ya eres azul, te llamaré azul.

 

Tremendo poder el que tienen las palabras, cuantos no hemos otorgado una dádiva o limosna en la calle a algún niño o niña, o cuantos no le hemos comprado algo a esos vendedores ambulantes sin necesitarlo sino simplemente por querer ayudar, pero… ¿cuantos nos hemos detenido a decirle a ese ser humano, lo mucho que vale?, que vemos luz en ellos, que recuerden que son importantes, quizá los 5, 10, 20, 50, 100 o miles de pesos que les donamos se los acaben, tal vez vayan a dar a los bolsillos de quienes les regentean, pero, las palabras que les demos junto con nuestro apoyo económico, esas se van con ellos para sacarlos adelante en momentos importantes y valen mucho más que lo regalado.

 

Cómo lo describo arriba, la película cuenta con tres segmentos, el personaje cuenta con al menos, tres agravantes en la sociedad actual, es negro, pobre y homosexual. Grave error cometeríamos en encasillar ésta obra, cómo una película pro gay o parte de la agenda LGBT, sería violentarla al dividirla, al separarla y lo que nos da Moonlight: es amor.

 

Les escribí antes que el amor era una emoción y energía de ida y vuelta, por eso cuando Kevin le pregunta a Chiron ya cómo adultos, por qué es que acudió a su llamado, no hay mucha respuesta en lo que le contesta Chiron, así cuando el mismo Chiron le devuelve la pregunta a Kevin de por qué lo buscó, Kevin al no saber qué contestar le pone en la rocola la canción “hello stranger”, el amor a veces no requiere de explicaciones. Por lo mismo, si en la última vez que se vieron, cómo adolescentes, Chiron le enseñó a Kevin lo que era el amor cómo emoción estoica, ahora en el remate, Kevin le enseñará del amor, cómo algo dentro de uno mismo, lo invita por ello, a regresar a si, a volver a ser el verdadero Chiron, a bajar la guardia, las mascaras, los puños y termina cómo el lobo de Rubén Darío, manso y tranquilo.

 

Cómo médico, he aprendido que para sanar, los pacientes, tenemos que aprender a, en retrospectiva recordar el inicio de nuestra historia de vida, con ello valorar cómo ya supimos hacerlo (curarnos/sanar/salir adelante) cuando teníamos 3, 6, 9, 16, 30 o en cualquier etapa, agradeciéndonos en cada una de ellas a nosotros, a nuestro cuerpo y a personas que nos ayudaron así como a las que aparentemente no, eso es dignificar y entender que están en nosotros las respuestas. Así Barry Jenkins, usa una película, con tres segmentos en las tres etapas de vida del personaje, para mostrarnos que el que se salva al final, no es el adulto ahora manso y que acepta el amor, sino todas sus versiones y quienes lo acompañaron en cada experiencia, que fue necesaria, para llegar al amor, pues éste, no entiende de tiempos y llega en cualquier momento, edad, género sin necesidad de separar, porque de noche, todos los gatos son pardos y ante la luz de la luna todos, somos azules.

Carlos

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