Solo faltan un par de días para el 5º Encuentro nacional Vespa, y raza, el otro día que me escuchaba preguntándole a alguno de los nuevos Malportados, detalles sobre su Vespa y le platicaba un poco sobre las juntas de los jueves, así como diversas aventuras que hemos vivido en la ciudad o carretera, me cayó una reflexión, ¿en qué momento nos infectamos? O sea ¿en qué instante fue que alguno? cualesquiera de nosotros, fue sorprendido por la estética de esta motona o por la verborrea de algún Vespista que nos hizo voltear a verla y asumirla cómo una compañera de vida.
Existe pues, lo que llamaríamos el Contagio Vespa y éste se puede dar de muchísimas maneras, no tiene que haber, como muchos piensan, la experiencia Amélie, que según referencias del compañero Erik Meza, consiste en el sueño húmedo de toda chica o chico, de emularla, haciéndola de copiloto en la Vespa con las manos extendidas, mientras recibes al viento con sonrisa en cara cómo en la peli de la imaginativa morra esta. O sea, quiero decir qué el “contagio Vespa” no tiene por que incluir per sé, un viaje en ídem. En muchos casos, fue por ver una película (ya son muchas las que la incluyen) por observar un Vespista pasar rodando, dejando a su paso esta tenue, velada pero difícil de ignorar estela de libertad. Por lo que fuere, ya sea por moda, porque a oídas nos llegaron anécdotas o por simple gusto de la estética y formas de esta joya de la ingeniería industrial, pero todos, sin excepción alguna, en algún momento fuimos contagiados ó lo contrario; ya estando “enfermos” o contagiados nos transformamos en “Vespangelizadores” y estos individuos, ya sea, te contagian de Vespismo o en los momentos en que recaes están ahí para regresarte al redil.
Vespangelización: Proceso mediante el cual existe la propagación del Vespismo. Se requiere de un emisor y un receptor. El emisor transmite de manera verbal o escrita, pero eso sí, muy apasionada, datos culturales, históricos, mecánicos o mitológicos al receptor, y éste se infecta, contrayendo el Vespismo.
Yo, independientemente de cómo entré al mundo de las Vespas, fui Vespangelizado por Mújica, o sea, de no haber sido por la buena onda que me transmitió y la pasión que me contagió por esta motona, en el primer día que fui a una junta del Club Vespa de México, allá cuando se reunían en el Dos de Azúcar de la calle Georgia en la Colonia Nápoles, tal vez no hubiera regresado, de no ser por ese detalle. La mayoría de los que conformamos a los Malportados, tenemos un perfil muy parecido al de Muji como Vespángelizadores. Quiero decir qué, Vespistas hay muchos, los intensos son los mejores, pero los Malportados somos imprescindibles.
Cuando de contagiar se trata, no vemos barreras que se impongan. A mí me ha tocado que habiendo abandonado el club por uno o dos meses sin pararme en nuestras juntas, alguno de los honorables miembros del HHHH club, se las ingenia para regresarme con alguna excusa, y generalmente somos flojitos y facilotes, o sea, caemos.
Recuerdo en alguna ocasión, hace unos 3 años, que Austin de Jesús, se rompió la madre y dejó su Vespa digna de un museo itinerante, de esos que ponen en semana santa para concientizar a la pandilla de no manejar pedos, se había salvado de puro milagro y muchos de ver la soberana putiza que se acomodó, dudaron que se levantara ni con el gel ese, que usan los hipsters para hacer que sus bigotes desafíen las leyes de gravedad. Pues se recuperó… pero el asunto no fue su recuperación, sino que en ese periodo, Brenda, su morra y ahora futura madre de Felipe, me pidió de la manera más atenta en algún momento, que por ningún motivo le moviera el run run o le sacudiera el pandero a Austin, del tema de las motos o Vespas. En su marcado tonito argentiiiino, cómo si pareciera que las palabras fueran hogazas de pan y los acentos cual mantequilla, se los tuviera que untar en entre la 2ª y 3ª sílaba, me diiiíjo:
-Charly, sho quiero que vos, por favooor me promeeetas que no tocarán el tema de las Vespas con Auuustin (de repente me sentí como viendo un capítulo de Dulce Caaaandy)
-Claro que sí Brenda, yo sé por lo que has pasado y de ninguna manera, voy a tocarle el tema y entiendo que no regresará a rodar con la banda, cuenta con ello.
Bueno, esta promesa duró lo que la virginidad de una gringa en Can Cun, pues en menos de 48 horas, no solo estábamos platicando de Vespas sino que le estaba vendiendo la mía. Brenda nunca me reclamó (me hice pendejo) y eso, solo me hizo darme cuenta, que al final del día, tal vez, sin quererlo ni saberlo en ese momento, pero ella también estaba ya Vespangelizada.
Vespismo. Padecimiento social, que consiste en hacer de la motoneta Vespa, una forma de vida, incluyéndola en el uso cotidiano, de la lógica, la razón. Generalmente el infectado recurre a grupos de apoyo símiles a los AA, en los que con otros infectados, buscan integrarse a la sociedad a través de juntas una o dos veces por semana, y en salidas a carretera mensuales (mínimo).
A lo que voy con todo este choro mis hermanos y que seguramente muchos se preguntarán ¿qué chingados tiene que ver con el 5º encuentro nacional Vespa? Pues, muy sencillo, como una especie de peregrinos, llevamos juntándonos de diferentes regiones de México por cuatro ediciones (San Miguel de Allende, Guadalajara, Morelia, Querétaro) y ahora en la quinta, nos toca ser La Mecca, el Wonderwall, el Israel o epicentro en que se aglomeran contagiados, contagiadores y prospectos, para, con el pretexto de una Vespa, conocernos, empedarnos, intercambiar experiencias y vernos una vez más con los amigos que hemos logrado hacer en previos encuentros, para observar desde otros prismas, cómo es que viven el Vespismo en distintas latitudes, es un gran compromiso. Tendremos cientos de Vespas rodando por calles emblemáticas de la ciudad de México DeEfe, contagiando Vespismo en sus diferentes formas y sabores, repito, el compromiso es grande, así qué, si vamos a promover o Vespangelizar seamos intensos o todavía mejor, seamos Malportados. Aunque sea solo por 3 días.
CarLost