Con el paso del tiempo, uno va aprendiendo que existen mejores formas de ser empático-armonioso en el mundo de lo «políticamente correcto por encimita». Nos cuenta entenderlo. Tal vez un poco más de lo que el promedio siempre consideraremos normal, sobre todo en la adolescencia, aunque a mí, en cada etapa de mi vida. Y ser médico empeora las cosas. No ayuda. No existe prácticamente nada que hagas que no sea sometido a juicio. Que si porque ando en Vespa (moto) que si porque me tatúo, que si me meto alcohol o equis sustancia, que si porque confieso entre “cuates” mi record de masturbaciones consecutivas en espinillentas épocas de ediciones impresas, sin la facilidad del porntube, que porque no uso bata. Aquellos días en que me lo jalaba sin parar con la imagen de alguna novia, prima, vecina, tía, amiga, maestra, Candy Candy o Señorita Cometa en mi mente bailoteando, han quedado atrás, ser del 73 me maldice y me bendice, tener 41, o sea, cuatro de a 10 y un solitario, no es chido, en un mundo que enjuicia todo el tiempo a los chavorucos y a lo que se mueva, mientras solo pretendes vivir, a veces la plegaria de <<Remotiv-es mi pastor-nada me pasará>> se convierte en mantra y no me queda más, que pegarle al fascista negativista. No se confundan, disfruto mi edad, lo que a veces no tanto, es que no me la crean o crean que por eso debo actuar como buen andropáusico, cosa que a partir de hoy, me vale un poquito menos que pura madre. Tiene su altísimo grado de «matón», porque ya te dejas las fantasías de lo que sea y entiendes que todo se puede llevar al terreno de lo real o desvirtualizarse si uno realmente lo desea.
En menos de 3 años me han puesto dos veces una pistola en la cara. En la cabeza. Debo reconocer, que al menos eran fuscas de uso exclusivo militar, nada de chingaderillas de calibre 22. No, el cuete era bueno, calidad ISO 9001, la policía de la Cd de México no está para usar menos, quezque es la capital <<dame tu celular, ¿dónde está el varo?, la gorra la visera, la gorra la visera, la guadalupana la guadalupana, riiiiicos tamaaaaales oaxaqueños, dame la cartera, ¡quítate la ropa!>> y en ese momento, en el instante en que ese pendejo te amenaza con jalar el gatillo, no le ves cara, más, que de lo que te pasó hace 40,39,35,30,27,25,23,22,13,9,7,6,2 años en menos de 5 segundos, que DMT, qué peyote ni que la chingada, acá el viaje es inmediato y ahí, van a perdonar si ando de sentimental, pero ahí es donde valoras, las cosas que realmente son vivir en esta experiencia que llamamos, «lo cotidiano». Probable es que las secuelas emocionales que me dejó el asalto aún tarden en sanar, ya se darán cuenta de qué soy medio tántrico hasta para eso. Pero lo que si va a cambiar de inmediato, es mi forma de llevar este trip de ahora en adelante. Por lo pronto ahí vienen más tatuajes programados y al vuelo, más carreras y maratones, más excesos en todo, sobre todo en lo que soy capaz de controlar solo y con todos presentes. Más tiempo de calidad con las personas que realmente me interesan y les intereso, mas publicaciones, poesía, cuentos y ensayos. Más sexo, más amaneceres en la carretera, ya sea en bici, en tenis o en Vespa. Siempre se los había querido decir pero no me atrevía, la mayoría de sus mascotas (perros y gatos) solo están con ustedes por las croquetas, no porque sean tan fregones. Pero sí son muy fregones, todos lo somos y no tenemos que andarnos enjuiciando uno con otro para demostrar que el de al lado trae más costra, podemos simplemente pasarlo muy chiroliro en éste viaje, que a veces dura muy poco. Lo de que el perro es el mejor amigo, es un chisme creado en los cincuentas, cuando visionariamente, sabían que terminaríamos pegados a la pantalla de un esmartfoun. El mejor y el peor amigo del hombre (y mujer) es el mismo humano… peor si es devoto de San Juditas y los gatos son pá jotos (chin, ya enjuicié) A todos aquellos que se creen mejor que el resto de la humanidad (Hipsters, crossfiteros, maestros de yoga, vendedores de usana y testigos de Jehová) solo puedo decirles que tienen razón, que NO somos iguales pues, pero si podemos tener mejores maneras de convivir, de compartir. Y sí, a rasparnos venimos todos, pero nada nos cuesta, al raspado, darle unas palmaditas y ponerle un curita… yo quiero un raspado, pero de zapote o chicozapote.
CarLost
El hijo desprolijo